CUANDO CALLA ROMA, TIEMBLA EL MUNDO.
- EFRAIN MARINO
- 23 abr
- 3 Min. de lectura
Por: Efraín Marino @efrainmarinojr
Presidente Corprensa Colombia @corprensacol
Roma no despertó. El mundo sí, pero distinto. El Papa Francisco ha muerto, y no es solo la caída de un hombre, es el estremecimiento de un símbolo. El viejo Bergoglio, el cura que cruzaba las villas de Buenos Aires con olor a mate, sopa y Evangelio, se fue en silencio, pero su ausencia hace más ruido que su voz.
Francisco no era un Papa de mármol ni de protocolo, era de carne, hueso y calle. Llevaba en el acento la humedad del Río de la Plata y en la mirada el cansancio de quien ha amado mucho a un mundo que no siempre corresponde, su cruz no fue solo dorada: fue política, económica, cultural.
Y ahora, ¿qué queda? Los mercados tiemblan no porque haya muerto un líder religioso, sino porque se apagó uno de los últimos bastiones éticos con capacidad de influir en la economía real. Francisco frenó muchas agendas: se opuso al extractivismo feroz, criticó la especulación financiera, defendió al migrante, al pobre, al planeta, no era rentable, pero era necesario, “una iglesia para los pobres” fue su legado y eso, en el lenguaje de los poderosos, es una amenaza.
En América Latina se siente como un duelo propio, en África, como una promesa que tal vez no llegue, y en Europa, como el cierre de una grieta entre la fe y el pueblo. Ahora el Vaticano se vuelve a vestir de luto, pero también de expectativa, porque el cónclave que viene no será solo una elección teológica, será un juego de ajedrez entre ideologías, regiones y profecías.
Sí, profecías, porque hay quienes desempolvan los antiguos pergaminos de San Malaquías, aquel arzobispo irlandés del siglo XII que predijo todos los papas hasta uno al que llamó "Petrus Romanus", el último. ¿Y si el próximo lo fuera?
Y el rumor que recorre los pasillos —más fuerte que el incienso— habla de un papable africano, negro, joven, con fuego en la palabra y en la mirada, sería el primero. ¿Y si es él el que desata la última página del Apocalipsis, como algunos temen o sueñan?
El camerunés Peter Turkson, el congoleño Fridolin Ambongo, o incluso el ghanés Richard Baawobr —cuya salud ha sido frágil, pero cuyo pensamiento es potente— podrían ser nombres en la balota, si alguno de ellos se convierte en Papa, el mundo no solo vería un nuevo rostro en el balcón de San Pedro, sino el cumplimiento de una profecía de Nostradamus; que desde hace siglos murmura: cuando el Papa sea negro, Roma caerá… y con ella, el mundo.
La Biblia también tiene su profecía:
“Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes, cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición, y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. (Apocalipsis 17: 9-13)
¿Mito? ¿Destino? ¿Coincidencia? No lo sabemos, lo cierto es que el Papa Francisco ha muerto, y con él, algo más que un pontífice: se va un símbolo de humanidad en tiempos inhumanos, el hombre más poderoso del mundo Donald Trump, ha ordenado que su bandera ondee a media asta en señal de respeto, mientras los líderes del mundo envían sus notas de pésame… queda una silla vacía en el Vaticano, pero no será por mucho tiempo, muy pronto se verá la “Fumata Blanca” y se escuchara la frase “Habemus Papám”, y el mundo y todos sus líderes quedaran estupefactos.
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